
¿Dónde nos habíamos quedado? Ah sí, hablábamos de los cotillas, jajajajajajajaja.
Después de tratar de descubrir el origen de esta palabra (en castellano, porque resulta que en Argentina se dice Chusma, eso lo sé gracias a Humberto), tratar de averiguar cuando apareció el primero/a (que queda claro que no es cuestión de sexo y en eso estamos de acuerdo todos) creo que me llevaría bastante tiempo, y más teniendo en cuenta que alguien apuntó a que pudo ser Adán (jajajajajajaja, podría ser, Javier, no digo que no, pero como me tenga que remontar a tiempos antes de Cristo lo voy a llevar un poco claro).
Tampoco me extrañaría que al final esto de ser o no cotilla resultase ser una cuestión de genética y que pronto el sector científico nos informara de que efectivamente ha descubierto ese gen del que son portador determinadas personas.
Lo que si tengo un poco claro (y no sé por qué pienso en Mata Hari) es que en todo caso creo que gracias a esta singular figura de los cotillas aparecieron los primeros servicios de espionaje, y hoy en día no hay país que no se preste a contar con un servicio de fisgoneo altamente cualificado. Vamos, que ser un buen cotilla hoy en día puede ser un oficio altamente rentable aunque conlleve sus riesgos, jajajajajajajaja.
La verdad es que hasta mi pueblo es poseedor de su propio servicio de vigilancia y acecho, que cuenta con el consentimiento del consejo de ancianos, aunque creo que sus miembros realizan sus cometidos sin ánimo de lucro. ES QUE SON ASÍ DE ALTRUISTAS, jajajajajajajajaja.
A la directora al frente desde hace muchos, muchos años, se la conoce con el seudónimo de “La bicho” y con eso os lo digo todo.
Cuenta la leyenda que sobre ella existe, que no hay nada que se escape a su mirada, y que si alguien se presta a hacer algo que pudiera ser objeto de habladuría, según sus cánones de moralidad y honestidad (cánones que seguro podríamos discutirlos ella y yo), no hay escondite mejor que tu propia casa, claro que asegurándote que no haya nadie debajo de las camas, ni dentro del armario, jajajajajajajajaja.
Su red llega a extenderse kilómetros gracias al resto de los miembros de esta organización que prestan sus servicios a “la bicho” con gran devoción y sumisión, y que son sus ojos allí donde ella no puede llegar.
Lo peor es que no creáis que sus miembros se ocultan. Para nada, que resulta que luego son los correveidile de los más jugosos chismes.
Ya os dije que yo no me considero cotilla. ¿Curiosa? Pues sí, pero quién no lo es.
Ah por cierto, totalmente de acuerdo con Irlanda, que se puede ser una parlanchina (yo también lo soy) sin ser cotilla.
Ahora lo que no soy es una chismosa, y por lo mismo no me gusta que me cuenten chismes de nadie, en especial si tienen que ver con su vida privada. A mí que me cuenten que fulanita no ha pagado las fiestas no me interesa, y que se sospeché de que menganita se la está pegando a su marido porque se la ha visto en una cafetería con un hombre desconocido en aptitud cariñosa, bufffffffffffffffffff pues menos.
Hablando más claro QUE ME JODE QUE LA GENTE HABLE POR HABLAR, SIN TENER CONOCIMIENTO Y RESPETO HACIA LA VIDA PRIVADA DE LA GENTE.
Es que a lo mejor resulta que fulanita con esto de la crisis la pobre no pudo o se olvidó, y menganita pues seguro que se encontró con un primo lejano o algún conocido que no veía hace mucho.
Pero el caso es hablar y cotillear, sobre todo cotillear, y aquí en mi pueblo eso se practica mucho, casi como un servicio de obligado cumplimiento. SÍ, VAMOS A DECIR QUE ES PORQUE SE ABURREN, POR NO DECIR OTRA COSA Y QUE BROTEN DE MI BOCA MÁS PALABROTAS, jajajajajaja.
Y Que valeeee, que entre amigos de verdad y entre familiares es otra cosa, como decía Fernando, básicamente porque hay respeto, cariño… y no se hace con maldad.
Pues a lo mejor Gemelas, va a ser que tenéis razón y que cotillas somos en parte todos, pero hay que hacer distinciones.
Sólo por CURIOSIDAD me gustaría saber si las cotillas de mi pueblo se han fijado alguna vez en mi, me han investigado y saber qué piensan o qué han dicho sobre mi persona. Teniendo en cuenta que sigo siendo una Forastera, que no me caso con nadie y no me integro del todo en sus costumbres, incluso cuestiono algunas, supongo que sí lo habrán hecho, jajajajajajajaja. Pero sabéis que os digo, QUE SUS VACAS NO PASARÁN POR MI RANCHO, Y QUE ME DA LO MISMO, que esto sólo ha sido un momento de curiosidad.
(sí, seguro Ana, que te he visto que has estado a punto de desenfundar tus pistolas) JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
UN BESAZO PARA TODOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS.