Y uno, dos, tres y cuatro
Y uno, dos, tres y cuatro
Bufffffff dentro de nada comenzará la Operación Bikini 2011, y cuanto antes nos mentalicemos todos, mejor.
Y atención que he dicho “Todos” que a veces da la sensación de que esta campaña sólo nos afecta a nosotras, pero nooooooo, que esto de ponerse en forma para cuando llegue el buen tiempo es cosa de todos.
Claro, ahora con eso del frío muchos nos agarramos a que no podemos lucir tipo porque llevamos más capas que una cebolla. Jajajajajajajajaja Y UNA LECHE, que los dulces de Navidad y la gachas de enero nos ha pasado factura a algunos y como no nos pongamos manos a la obra pronto, no habrá escusas y lo vamos a llevar claro.
Sí, ahora es cuando alguno me diréis eso de que no deberíamos preocuparnos tanto por el aspecto exterior y que la verdadera belleza está en el interior de las personas. SI YO TAMBIÉN LO CREO, pero luego voy a la playa y veo como la mayoría de los hombres no se quedan embobados cuando pasa una mujer con alguna lorza de más, y la verdad no me los imagino buscando en ella a simple vista la belleza interior.
Para que luego no digáis que no soy justa, tampoco me imagino a mí misma, puesta a contemplar especímenes del sexo opuesto, dejando de lado al tío tatuado con el cuerpo diez y el bañador perfecto, para mirar al tío con el modelo marcapaquete y con la tripa cervecera colgando que al final ni se le ve el paquete, ni el bañador, jajajajajajajajaja.
Que no leches, que todo al principio nos entra por el ojo. Aunque claro, eso tampoco tiene que condicionarnos en extremo.
Vamos que eso de ponernos en forma sobre todo es por nosotros mismos y para que algunos no empecemos a chillar y a darnos cabezazos contra el espejo cuando nos contemplamos desnudos, y recordamos aquel momento en el que el ángel bueno, que era un puñetas, te decía “Ana, no te comas la Pizza que luego te vas a arrepentir”, y el demonio, que no era tan malo, te incitaba con el “Comételo joder y que le den por culo a todo” (vale es que mi demonio no tan malo es muy palabrotero). Y claro como muchos estamos perdiendo la fe pues al final hicimos caso a ese demonio y luego pues pasa lo que pasa, que vienen los gritos y las lamentaciones.
Pero bueno… que al final muchos acabamos poniéndonos en forma no sólo por nosotros mismos sino también para no gastarnos una fortuna en renovar todo el vestuario, porque si hay algo que de verdad puede jorobar es que empieces a sacar ropa de la temporada pasada y ni te entre (porque si te queda grande no te duele tanto gastarte el dinero, pero que te quede pequeña bufffffffff, eso escuece, eso escuece mucho).
Y claro, después de comprobar que no te vale la ropa, llega el momento báscula, tan querido por todos nosotros. Es ese momento en el que el corazón se te acelera como cuando estás viendo una película de terror, o como cuando saltas para hacer puenting. Es ese instante en el que cuantificas realmente el daño producido. Mientras te subes cierras los ojos como diciendo por dios que no sea mucho (porque ahí sí que nos acordamos de la religión, de Dios, la vírgen y todos los santos) Buffffff que momento más malo.
Yo, confesaré que a mi báscula la exilie hace tiempo al cuarto trastero. Es que prefiero ni pesarme en esas situaciones. Mejor me pongo a dar barrigazos hasta que por fin la ropa me entre, aunque sea a presión, jajajajajajajajaja.
Joder lo que he escrito y todavía las cosas que me quedan por decir…
Pues decidido, sigo en el próximo post, y ahora os dejo a vosotros para que os desahoguéis a gusto.
Un besazo para todos.